Sin embargo, trasladar la teoría a la práctica presenta múltiples desafíos. En los últimos meses, diversos analistas han subrayado la dificultad que enfrenta la oposición para generar presión interna mediante grandes manifestaciones, como las que solía realizar en el pasado. Esto se debe, entre otras razones, al temor a represalias tras la represión desencadenada después de las elecciones.
En efecto, muchos venezolanos, incluso aquellos sin compromiso político, han adoptado la práctica de eliminar sus mensajes en WhatsApp y redes sociales para protegerse de eventuales arrestos por parte de funcionarios de seguridad que pudieran encontrar contenido político que consideren inapropiado en sus teléfonos.
Además, se han producido detenciones de periodistas y defensores de derechos humanos, como es el caso de Carlos Correa, director de la ONG Espacio Público.
Carmen Beatriz Fernández, analista de la consultora DatastrategIA y doctora en comunicación pública de la Universidad de Navarra, argumenta que las grandes movilizaciones ya no son tan efectivas.
«El 10 de enero señala un cambio en la lógica de las acciones políticas de la oposición. Ahora deben ser más cautelosos. Otras tácticas más pequeñas, realizadas por organizaciones menos jerárquicas y menos visibles, a nivel local y semi-independientes, empiezan a tener sentido como modelo de acción política«, afirma.
Colette Capriles, profesora de Ciencias Sociales en la Universidad Simón Bolívar, menciona que en este momento la oposición podría priorizar la conservación de los partidos y sus liderazgos.
Después de la toma de posesión de Maduro el 10 de enero, se ha generado desánimo en parte de la oposición, y han circulado mensajes que incluso cuestionan los esfuerzos realizados para las elecciones del 28 de julio.
Capriles sostiene que dicho evento fue crucial como expresión de la voluntad popular.
Sugiere que la oposición debería revisar sus activos actuales.
«El deseo de la gente de ir a votar y, posteriormente, de defender su voto y colaborar para construir ese capital político siempre debe ser considerado como un gran activo para empezar«, asegura.
Capriles opina que los partidos políticos y los actores políticos en Venezuela enfrentan nuevamente el reto de reconstruir sus capacidades y sus vínculos con las bases y los ciudadanos.
«En este contexto, la sociedad civil y los movimientos sociales jugarán un papel importante«, menciona.
La especialista enfatiza que el momento actual requiere nuevas estrategias y un fuerte liderazgo por parte de la oposición.
«El liderazgo no solo se trata de enviar mensajes a través de redes sociales. Esto es parte de la tarea, pero la gente también desea ser escuchada y asegurarse de que no todo está perdido. Ahora se vive un momento emocional, pero luego viene la rutina diaria, donde las personas deben enfrentarse a las razones por las que votaron en contra de Maduro«, añade.
Es vital que la oposición comprenda qué motivó a la gente a votar.
«La población vota en contra del estado actual de las cosas, y por ende, la oposición tiene la oportunidad de capitalizar el deseo de cambio, apreciarlo y potenciarlo«, concluye.
Hace varios años, un enfoque predominante en la oposición venezolana ha sido la necesidad de debilitar la cohesión entre los actores que apoyan al gobierno de Maduro.
Esto fue clave en la política de sanciones durante el primer mandato de Donald Trump, cuyo discurso de «todas las opciones están sobre la mesa» buscaba generar divisiones entre los apoyos a Maduro.
«Creo que la oposición debería enfocarse en fortalecer la cohesión de la mayoría en lugar de intentar fracturar la coalición dominante. El trabajo debe ser inverso. Lograr esa cohesión hará que las personas entiendan que no hay un plan oculto, sino que el plan es la propia ciudadanía organizándose en su comunidad y reclamando sus derechos. Es entonces un enfoque diferente«, destaca Capriles.
Esta estrategia requiere arduo trabajo, liderazgo y una nueva relación con la opinión pública, pues posiblemente el esfuerzo no debería centrarse solo en comunicados públicos, sino más bien en el vínculo cotidiano con la gente.
«Todo esto implica renunciar a la promesa de un cambio inmediato y eso podría ser el sacrificio más difícil que la oposición tendría que hacer. Parte del entusiasmo de la gente radicaba en la expectativa de una victoria cercana y ahora esto se ha diluido«, añade.
La juramentación de Maduro trajo consigo no solo decepción entre quienes buscaban un cambio político, sino también nuevos y urgentes desafíos para la oposición, ya que el presidente venezolano anunció una reforma constitucional y la convocatoria a elecciones para 2025: de alcaldes, gobernadores y la Asamblea Nacional.
De este modo, Maduro ha tomado la delantera en el ámbito político y ha colocado a la oposición frente a un complejo dilema.
«La estrategia del gobierno al convocar elecciones busca crear incentivos para dividir a la oposición. Cuando se convocan elecciones para alcaldes y gobernadores, surge un gran debate entre los partidos sobre si participar o no«, indica Benigno Alarcón.
«El inconveniente para los partidos opositores es que, tras lo ocurrido en las elecciones del 28 de julio, la población carece de incentivos para votar. Ir a las urnas después de haber ganado una elección con claridad, cuyo resultado no fue respetado, hace que sea poco probable que la población vote y te apoye en la siguiente elección«, agrega.
Carmen Beatriz Fernández también alerta sobre la posibilidad de que en Venezuela no se celebren elecciones como las que se llevaron a cabo hasta el 28 de julio, ya que las irregularidades denunciadas por la oposición podrían llevar a un sistema electoral menos automatizado y con menos mecanismos de auditoría.
«Es probable que estas nuevas elecciones se parezcan más a las que se realizaron para elegir jueces de paz, que fueron manuales y muy arbitrarias. No afirmo que la oposición deba participar o no. Cada convocatoria debe evaluarse individualmente«, señala.
Fernández sugiere que las futuras elecciones en el país «podrían asemejarse más al sistema cubano, donde la gente vota de manera continua pero no tiene opción de elegir realmente».
Una de las fortalezas de la oposición, según Carmen Beatriz Fernández, radica en la sintonía que existe entre los venezolanos en el país y aquellos que se encuentran en el exterior.
De acuerdo a datos de la ONU, cerca de 7,89 millones de venezolanos han emigrado en la última década.
«Una estrategia que la oposición podría adoptar es fomentar la integración entre los venezolanos dentro y fuera del país. Hay naciones que han experimentado diásporas significativas donde se ha generado un antagonismo entre la población dentro y fuera. Sin embargo, en el caso venezolano, eso no ha sucedido y esto beneficia a la oposición, ya que la lucha se fortalece cuando ambos lados trabajan juntos como una sola nación«, destaca.
Otro elemento relevante en el ámbito internacional es el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca, lo que ha suscitado incertidumbre debido al papel que desempeñó en la crisis política venezolana durante su primer mandato.
Surgen numerosas especulaciones sobre si Trump buscará una negociación pragmática con Maduro o si optará por reanudar las sanciones severas.
Los expertos consultados por BBC Mundo coinciden en que el hecho de que un número considerable de actores internacionales cuestione la legitimidad de Maduro podría favorecer a la oposición en su búsqueda de un cambio político.
No obstante, esto no garantiza un cambio efectivo, ya que en 2019, aproximadamente 60 gobiernos del mundo respaldaron al opositor Juan Guaidó cuando se autoproclamó presidente interino de Venezuela, y Maduro continuó en el poder.
Capriles también considera que la atención internacional a la crisis venezolana podría ayudar a encauzar el conflicto político.
«Esto podría facilitar la presión para restablecer un espacio de negociación. Será necesario recrear un ámbito donde puedan surgir consensos mínimos como los que funcionaron en el pasado, ya que eso permitió la realización de primarias opositoras y las elecciones del 28 de julio«, sostiene.
«Es importante resaltar que la negociación fue efectiva para el propósito que se había trazado: lograr una elección que manifestara inequívocamente la voluntad de cambio de la ciudadanía. Más temprano que tarde será necesario algún tipo de negociación que reconozca ese deseo de cambio y planteé un camino hacia una transición política«, concluye.
La montaña rusa de la oposición venezolana continúa su trayecto.
(Imagen: Getty Images)
PURANOTICIA // BBC MUNDO
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