La completa disolución del Departamento de Educación requiere la aprobación del Congreso, lo cual parece poco probable.
Desde que el líder republicano regresó a la Casa Blanca, el Departamento de Educación ha anunciado planes para reducir aproximadamente a la mitad su plantilla.
Establecido en 1979, este departamento es responsable de supervisar la financiación de las escuelas públicas, gestionar los préstamos estudiantiles y dirigir programas que ayudan a estudiantes de bajos recursos.
Trump y sus aliados acusan a la agencia de indoctrinar a los jóvenes con contenidos raciales, sexuales y políticos.
La Casa Blanca ha anunciado que su administración procederá a recortar las áreas del departamento que se encuentren dentro del marco legal.
Sin embargo, muchas de las iniciativas del gobierno de Trump —que incluyen despidos masivos y recortes significativos en agencias federales— han enfrentado desafíos legales, y es probable que esta orden ejecutiva encuentre obstáculos similares.
Durante la ceremonia, Trump elogió a Linda McMahon, a quien designó para dirigir el departamento, expresando su deseo de que sea la última secretaria de Educación.
Luego aseguró que le encontraría «otra tarea» dentro de la administración.
Después de que Trump firmara la orden, el senador republicano Bill Cassidy anunció su intención de presentar una legislación para disolver el departamento.
Sin embargo, aunque el departamento no se cierre oficialmente, el gobierno de Trump podría reducir significativamente su presupuesto y personal, tal como sucedió con la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), que se vio obligada a detener muchos de sus programas y labores humanitarias.
La orden ejecutiva no especifica las medidas que se tomarán ni los programas que podrían ser eliminados.
Indica que McMahon debe “tomar las medidas necesarias para facilitar el cierre” del departamento y transferir la autoridad a los gobiernos estatales y locales, garantizando al mismo tiempo “la prestación efectiva e ininterrumpida de los servicios, programas y beneficios de los que dependen los estadounidenses».
Poco después de asumir su cargo, McMahon envió un memorando titulado «La misión final de nuestro departamento» a los 4.400 empleados del departamento.
«Tenemos la oportunidad de brindar un último e inolvidable servicio público a las futuras generaciones de estudiantes«, escribió.
«Espero contar con su apoyo para asegurar que, al concluir nuestra misión final, podamos afirmar que dejamos la educación estadounidense más libre, más fuerte y con más esperanzas para el futuro«.
El mayor sindicato de docentes de Estados Unidos ha criticado recientemente los planes de Trump, afirmando que al presidente «no le importa que todos los niños tengan oportunidades».
«A nadie le gusta la burocracia, y todos apoyamos una mayor eficiencia, así que busquemos formas de lograrlo«, declaró el sindicato en su comunicado.
«Pero no utilicen una ‘guerra contra lo woke‘ para atacar a quienes viven en la pobreza y a los niños con discapacidad, con el fin de financiar vales y recortes de impuestos para multimillonarios», añadió.
El presupuesto del departamento fue de US$238.000 millones en el año fiscal 2024, lo que representa menos del 2% del presupuesto federal total.
La agencia cuenta con alrededor de 4.400 empleados, la menor cantidad de cualquier departamento con rango ministerial, y representa menos del 2% del presupuesto federal total.
Algunos de estos empleados ya han sido afectados por los recortes de personal implementados por la administración Trump, liderados por el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), y muchos fueron alentados a jubilarse, despedidos o puestos en licencia administrativa remunerada.
Los despidos en la agencia afectarán a casi 2.100 personas y se esperan que se hagan efectivos a partir del 21 de marzo.
Los esfuerzos del DOGE para recortar drásticamente el gasto federal y reestructurar o eliminar muchas agencias gubernamentales han estado bajo la supervisión del multimillonario tecnológico Elon Musk.
La mayor parte de la financiación pública para las escuelas estadounidenses proviene de los gobiernos estatales y locales.
En 2024, la Education Data Initiative estimó que Estados Unidos invirtió un total de poco más de US$857.000 millones en educación primaria y secundaria, lo que equivale a US$17.280 por alumno.
(Imagen: Getty Images)
PURANOTICIA // BBC MUNDO
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