La reciente salida de Francisco Chahuán de Renovación Nacional (RN) para impulsar unas primarias presidenciales que nunca llegaron a concretarse ha generado un intenso debate sobre la capacidad de la derecha chilena para organizarse y tomar decisiones políticas acertadas. Aunque la solicitud para que Chahuán renunciara vino de Evelyn Matthei y del presidente de RN, Rodrigo Galilea, fue el propio senador quien decidió dar el paso y hacer públicas sus expectativas de un proceso que finalmente no se materializó.
Chahuán, con más de tres décadas de militancia en RN, reconoció que este episodio es parte de “los costos de la política”. No obstante, la jugada, que en su momento parecía una apuesta por la visibilidad de la centroderecha, terminó dejándolo fuera de su partido y sin la posibilidad de ser parte de las primarias que esperaba. “Matthei me pidió que renunciara a RN”, señaló, justificando su decisión con la esperanza de una mayor competencia interna. Sin embargo, la falta de consenso y la incapacidad de concretar una primaria han puesto en evidencia los fallos estratégicos en el proceso, dejando a Chahuán y a la derecha en una situación incierta.
A pesar del desencanto generado por la situación, Chahuán ha ratificado su apoyo incondicional a la candidatura de Evelyn Matthei, destacando su disposición para colaborar en todo lo necesario. No obstante, el episodio ha dejado en claro que la falta de organización y la desconexión interna continúan siendo desafíos significativos para la derecha chilena, justo cuando se acerca el complejo proceso electoral de 2025. El futuro político del sector parece depender de una mejor capacidad para alcanzar consensos y gestionar las diferencias al interior de la coalición.