Francisco, por otro lado, será sepultado en un solo ataúd. En su caso, se trata de un ataúd sencillo de madera y revestido de zinc.
Además de este ataúd, otros cambios tienen relación con el proceso que se inicia de inmediato tras la muerte del Papa, conocido como el de las tres estaciones.
En la primera estación, siguiendo las nuevas disposiciones de Francisco, la confirmación de su fallecimiento se llevará a cabo en una capilla privada, y no en su vivienda, como era costumbre anteriormente. Esto se debe a que el Papa, a diferencia de sus predecesores, no residía en el apartamento privado del Vaticano, sino en la residencia de huéspedes de Santa Marta.
El reconocimiento de la muerte de Francisco incluye el ritual de los tres golpes con un pequeño martillo en la cabeza del difunto, que debe ser realizado por el cardenal Kevin Joseph Farrell, quien actúa como camarlengo, la máxima autoridad del Vaticano en el momento del fallecimiento del Papa. Farrell debe llamar tres veces a Francisco por su nombre y, al no recibir respuesta, pronunciar las palabras oficiales: "Vere papa mortuus est" ("Verdaderamente, el Papa ha muerto"), lo que da paso a la destrucción del anillo papal.
Adicionalmente, el cuerpo debe ser colocado de inmediato en el ataúd.
La segunda estación implica el traslado del cuerpo a la Basílica de San Pedro, presidido por el camarlengo. En esta fase, se ha eliminado el catafalco, que era una plataforma elevada cubierta con terciopelo donde se colocaba el cuerpo del Papa fallecido durante la exposición a los fieles en la Basílica de San Pedro. Ahora, el cuerpo del Papa se mostrará en su ataúd, sin su báculo -un cambio más- a la vista de los fieles que deseen darle un último adiós. Este proceso suele durar tres días. Antes de la misa exequial, preferentemente la noche anterior, las autoridades vaticanas proceden a clausurar el ataúd.
La misa exequial marca el primer día de los ‘novendiales’, las misas que se celebran durante nueve días consecutivos en honor del Romano Pontífice difunto.
En la tercera estación, el Papa fallecido es sepultado. La nueva edición del "Ordo Exsequiarum Romani Pontificis" incluye, además de la utilización de un solo ataúd, "la introducción de las indicaciones necesarias para una posible inhumación en un lugar distinto de la basílica vaticana". Desde principios del siglo XX, todos los papas han sido enterrados en las grutas bajo la Basílica de San Pedro. Sin embargo, Francisco decidió que su lugar de descanso sea la Basílica de Santa María la Mayor, ubicada en Roma, fuera de los límites del Vaticano.
Este lugar tenía un significado especial para el fallecido pontífice: antes y después de muchos de sus 47 viajes apostólicos, Francisco rezaba ante la imagen de la virgen conocida como "Salus Populi Romani" ("Protectora del pueblo romano"). En una entrevista, expresó claramente su deseo: "Como siempre lo prometí a la Virgen, y ya está preparado el lugar, quiero ser enterrado en Santa María la Mayor, porque es mi gran devoción. Cuando venía a Roma, siempre iba allí los domingos por la mañana".
En su testamento, redactado en 2022 y divulgado el 21 de abril por el Vaticano, Francisco dejó instrucciones concretas para su entierro en esta basílica. Escribió: "Mi vida y mi ministerio sacerdotal y episcopal siempre los he confiado a la Madre de Nuestro Señor, María Santísima. Por ello, pido que mis restos mortales descansen esperando el día de la resurrección en la Basílica Papal de Santa María la Mayor".
También pidió que se prepare su sepulcro en el nicho de la nave lateral entre la Capilla Paulina (Capilla de la Salus Populi Romani) y la Capilla Sforza de la citada Basílica Papal. En cuanto al sepulcro, solicitó que estuviese en la tierra; sencillo, sin decoraciones, y con la única inscripción: Franciscus.
Los nueve días de luto tras el entierro del Papa se mantienen. Posteriormente, comienzan los preparativos para el cónclave, que habitualmente se realiza 15 días después del fallecimiento del pontífice.
(Imágenes: EPA, Getty Images)
PURANOTICIA // BBC MUNDO
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