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El cuerpo de Francisco reposa en su féretro con las manos sobre el abdomen. En el dedo anular de su mano derecha, el Papa lleva un anillo de plata.
Es una pieza que ha portado desde su tiempo como obispo en Buenos Aires.
De acuerdo con los rituales papales, el Anillo del Pescador, que se le otorga a un pontífice al ser elegido como símbolo de su poder, debe ser destruido para señalar el fin de su autoridad sobre la Iglesia católica.
Los materiales del anillo se reutilizan para confeccionar el de su sucesor. Sin embargo, cuando Francisco asumió como el 266° pontífice, el papa emérito Benedicto XVI aún estaba vivo, por lo que se creó un nuevo anillo.
Entre sus manos, Francisco sostiene un rosario, tal como ha sido tradición en los funerales papales desde Pablo VI.
El rosario que lleva es sencillo, con las cuentas en color negro, una cadena plateada y un pequeño crucifijo.
Una de las novedades en el entierro de Francisco es el diseño del ataúd.
Tradicionalmente, los ataúdes de papas anteriores eran compuestos por tres capas: ciprés, plomo y roble; sin embargo, Francisco solicitó ser enterrado en un ataúd simple de madera y zinc.
El pontífice también pidió que su ataúd estuviera abierto durante el funeral, a diferencia de otros papas que han sido expuestos en un catafalco, descansando sobre cojines.
En su testamento, Francisco expresó su deseo de ser sepultado en un nicho sencillo y sin ornamentación en la Basílica Papal de Santa María la Mayor en Roma, a diferencia de otros papas que reposan en la cripta de la Basílica de San Pedro.
(Imágenes: EPA, Getty Images)
PURANOTICIA // BBC MUNDO
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