Los resultados preliminares del último Censo de Población y Vivienda en Chile revelan una tendencia preocupante: la continua disminución de la tasa de natalidad. Según cifras del INE, un menor porcentaje de mujeres en edad fértil (15 a 49 años) tiene hijos/as en la actualidad, lo que contribuye a un acelerado envejecimiento de la población. La proporción de personas menores de 14 años ha disminuido del 29,4% en 1992 a un 17,7% en 2024.
Este fenómeno demográfico va más allá de ser una simple estadística; plantea desafíos críticos para el futuro de Chile. La baja natalidad impactará la fuerza laboral, lo que podría resultar en escasez de mano de obra y afectar negativamente la productividad y el crecimiento económico.
La sostenibilidad del sistema de pensiones también se convierte en un tema de preocupación. Una población envejecida, con menos cotizantes, ejercerá presión financiera sobre los fondos, lo que requerirá una revisión urgente de su estructura.
Además, la reducción en el número de nacimientos cambiará las necesidades sociales. Se espera una disminución en la demanda de educación parvularia y escolar, mientras que aumentará la necesidad de servicios de salud y cuidado para adultos mayores, exigiendo una adaptación del sistema público y los programas sociales.
Las políticas públicas deben evolucionar. Se requieren medidas que no solo aborden el envejecimiento, sino que también promuevan y analicen la natalidad para asegurar el recambio generacional. La planificación a largo plazo, sustentada en estos datos censales, es fundamental para mitigar impactos negativos y construir un futuro sostenible. Se espera que los candidatos presidenciales consideren estos datos relevantes al formular sus programas de gobierno.
Dr. Danilo Leal
Director del Magíster en Ciencias de la Computación, U. Andrés Bello
Con Información de laregionhoy.cl