Marzo ha llegado y con él, un nuevo ciclo laboral. La inminente vuelta a las actividades diarias puede provocar estrés y ansiedad, especialmente en quienes tienen más dificultades para retomar su rutina habitual.
Incorporar hábitos gradualmente, restablecer las rutinas de sueño y alimentación, y planificar el inicio del ciclo laboral son algunas de las estrategias que pueden ayudar a reducir el estrés asociado a este periodo, evitando así efectos negativos en la salud emocional y física de las personas.
Lucía Salas Cordero, académica y coordinadora de la carrera de Psicología de la Universidad Viña del Mar (UVM), destacó que es común que el regreso al trabajo genere estrés, ya que volver a un periodo activo tras unas vacaciones implica adaptarse a nuevos ritmos. “Cuando estamos de vacaciones, nuestro cuerpo y mente tardan entre 5 y 7 días en desconectarse completamente; por tanto, deberíamos considerar eso al reanudar nuestra rutina laboral o escolar”, comentó.
A pesar de que el estrés puede estar presente en este tiempo, la académica mencionó que hay acciones que pueden contribuir a mitigarlo, tales como evitar la acumulación de tareas el primer día, establecer expectativas realistas, priorizar las actividades según su urgencia e importancia, y, sobre todo, incluir en la rutina elementos que favorezcan el orden.
“Aunque pueda sonar reiterativo, ajustar la jornada de forma progresiva permite que nuestra mente se adapte sin generar ansiedad innecesaria. Si el horario laboral es muy diferente al de las vacaciones, lo ideal es comenzar a ajustarlo unos días antes. Si acostumbras a dormir tarde durante las vacaciones, intenta irte a la cama un poco más temprano cada día hasta retomar tu horario habitual”, recomendó la coordinadora académica.
Finalmente, la académica subrayó la importancia de hacer pausas durante este periodo, para prevenir sentirse sobrecargado por el trabajo y realizar una evaluación de cómo se está llevando a cabo el mismo. “Es fundamental hacer un balance de cómo estamos afrontando este ajuste y observar si es necesario mejorar o cambiar nuestras rutinas, ya que no debemos olvidar que los seres humanos somos dinámicos y cambiantes; nuestras rutinas no deben ser inamovibles”, concluyó.
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